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domingo, 13 de mayo de 2018

El fenómeno de la posverdad en los medios de 
comunicación

Por Esmeralda Velásquez Ruiz
Comunicación Internacional 



Porque las palabras han dejado de comunicar.
Cada palabra es dicha para que no se oiga otra.
La palabra, hasta cuando no afirma, se afirma
La palabra no muestra. La palabra disfraza.
José Saramago

“La desinformación propiamente dicha no es informar
poco (escasamente), sino informar mal, manipular”
Giovanni Sartoti


La entrada en la era virtual es sin duda el hecho más perturbador. Lo virtual parece suplir a lo real y el universo de la comunicación es el mejor ejemplo de ello. Qué sabemos de la guerra de Iraq o de las hambrunas en Sudán, sino aquello que nos dicen, o se conforman con decirnos, los medios de comunicación que están sobre el terreno, si es que lo están[1].
Anteriormente concebíamos únicamente los términos verdad y mentira. La información que recibíamos a través de las personas, los periódicos, revistas, televisión, radio, etc., era vista bajo la lupa de estos dos conceptos. No obstante, con la entrada de la globalización el mundo se adentró a un proceso de grandes cambios; el creciente uso y acceso a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y la democratización de la información creó un escenario complejo, en donde la inmediatez y la credibilidad de la información han jugado un papel importante.
De este escenario se desprende un fenómeno que se ha fortalecido con el paso del tiempo, adentrándonos a una nueva era, la posverdad. Te preguntarás ¿Qué es la posverdad? ¿Qué es lo que implica este término? ¿Qué relación tiene con las fake news y los medios de comunicación? y ¿Cuáles han sido sus consecuencias? A continuación explicaré cada una de estas cuestiones.

De acuerdo a Borja Bergareche, los primeros usos de posverdad se rastrean en 1992, pero su salto al léxico de la contienda política suele situarse en abril de 2010, con la publicación de un artículo sobre el negacionismo del cambio climático por el entonces bloguero David Roberts en Grist, una web ecologista de tono satírico[2].
Otros autores como Marisa Aguirre Nieto y Rosa Zeta del Pozo consideran que, el término posverdad fue originalmente acuñado en 2004 por el sociólogo norteamericano Ralph Keyes, en su obra The Post-Truth Era. Dishonesty and Deception in Contemporary Life.
Como señala Keyes, el término posverdad expresa cómo asistimos a una progresiva desaparición de fronteras o límites entre verdad y mentira, honradez y deshonestidad, ficción y no ficción.[3] El autor defiende que la honestidad antes era una proposición de todo o nada. Uno era honesto o deshonesto. En la era de la posverdad han aparecido grados y diferentes niveles de honestidad. Además, han aumentado las circunstancias que desembocan en deshonestidad, mientras las que nutren la honestidad están disminuyendo[4].
A pesar del debate de cuándo surgió el  término posverdad, este comenzó a ser más notorio a través de acontecimientos como la elección de Donal Trump y el Brexit, dando como resultado el interés de algunos medios de comunicación e instituciones para definir esta palabra.


El diccionario Oxford agregó este término en 2016, que, denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal[5]
Para intelectuales como Luis M. Remiro, la posverdad es la relativización de la objetividad en función de fortalecer o inhibir ciertas emociones y en esta relativización logra difuminar las barreras entre honestidad o falsedad[6]. De la misma manera, la revista Forbes denominó a la posverdad como un  conjunto de aseveraciones que dejan de basarse en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del público[7].
De acuerdo a Jorge Luis Manrique, la posverdad reúne afirmaciones que aplican eufemismos para “economizar”, “endulzar” o “mejorar” la verdad y evitar enfrentamientos. Aplica criterios mutables y naturaliza relativismos éticos. Alimenta narraciones que apelan a prejuicios, manipulan sentimientos y reemplazan lo real y auténtico por versiones, rumores o trascendidos sin distinguir hechos de relatos ni realidad de ficción[8].  
En otras palabras, la posverdad es la forma en que la información más allá de ser verídica, alude a criterios y emociones que se tengan de esta. O como bien lo menciona José Ignacio Niño González[9], el practicante de la Posverdad juega con un esquema más peligroso: mezcla la manipulación de los hechos y la explotación de la relatividad con la tendencia natural de la audiencia a secundar ciegamente los mensajes que son afines a sus creencias.

De esta manera, podemos observar que tanto intelectuales, Universidades, periódicos y revistas globales coinciden y resumen en una frase a la posverdad, como “un mundo mediático, en donde la opinión en conjunto vale más y es más aceptada que los hechos”. 
La creación de esta posverdad se va generando mediante consensos, posteriormente se establecen determinadas ideas que pasan como verdaderas, habilitando, en secuencia, la propagación de información falsa, misma que se traduce como fake news o noticias falsas, que son emitidas con intención y propósito específico, y que han aumentado en los últimos años gracias a la velocidad con la que se propaga la información a través del uso de redes sociales.
Hoy en día, la audiencia es más susceptible a leer algo más difundido que verídico, es ahí donde las fake news entran en acción, puesto que, estas obedecen a fines comerciales o políticos muy específicos, por lo que tienden a distorsionar la realidad aprovechando la delgada línea que sostiene el debate en temas como libertad de expresión y acceso a la información[10].
Pero entonces ¿Qué son las fake news y cómo funcionan? Las noticias falsas son cualquier información que es deliberadamente destinada a ser totalmente o en gran medida falsa o engañosa[11].
Es preciso señalar que, las noticias falsas siempre han existido, no obstante, a través de la democratización de la información se intensificaron, esto debido al acceso de más emisores y medios de comunicación para la reproducción de información, generando un boom y creando una circulación de noticias que no precisamente provenían de las agencias oficiales de información.
La acelerada difusión de las fake news, según Kai Shu[12], pueden causar una serie de efectos negativos como: 
1) el rompimiento del equilibrio de autenticidad del ecosistema de noticias; 
2) persuaden intencionalmente a los consumidores a aceptar creencias sesgadas o falsas; 
3) cambian la forma en que las personas interpretan y responden a noticias reales.
Estos efectos negativos se ven ejemplificados en temas como la elección del presidente estadounidense Donald Trump[13], cuando a través de las redes sociales (Facebook y Twitter) se difundieron, de forma mediática, más noticias falsas que las noticias verdaderas; también, como otros ejemplos se encuentran el Brexit el plebiscito de Colombia y el referéndum Cataluña. En cada uno de ellos las redes sociales fungieron como los principales medios de propagación distorsionada para el fomento a dichos eventos sociales, dejando en segundo término a los medios oficiales como los canales televisivos de noticias y periódicos oficiales globales.

Las noticias falsas son generalmente manipuladas por propagandistas para transmitir política mensajes o influencia, y de la misma manera, se crean para desencadenar la desconfianza de las personas y confundirlas, lo que obstaculiza sus habilidades para diferenciar qué es verdadero y qué no es[14]. La tendencia del consumo de información en Internet, las estrategias para transmitir información y la desconfianza en los discursos públicos conforman el nuevo contexto general de la posverdad. La proliferación de noticias falsas, comentarios insultantes, tergiversaciones y la pasión por el descrédito que se propaga por las redes, son algunas de sus manifestaciones particulares[15].  


Como se mencionó en los ejemplos anteriores, los medios de comunicación en donde más se reproducen noticias falsas, y por consiguiente coadyuvan al fortalecimiento de la posverdad, son las redes sociales como Facebook y Twitter, algunos blogs y canales de YouTube. También es importante recordar que, periódicos, revistas y canales televisivos generan información poco verídica e incluso falsa con el objetivo de manipular a la audiencia sobre cuestiones que sean de interés para estos medios de comunicación o, en algunos casos, para el gobierno.
Respecto al medio de comunicación más utilizado desde tiempo atrás, la televisión, esta juega un papel fundamental en la posverdad, puesto que es uno de los medios que más utiliza las emociones, como bien lo menciona José Aguaded[16]:

“La televisión es, pues, prioritariamente sensorial y emoción. Y los efectos del consumo de emociones son radicalmente distintos de los que produce el consumo prioritario de reflexiones o de razonamiento”.


Ejemplo de canales televisivos poco fidedignos en nuestro país es Televisa, puesto que únicamente utiliza a la televisión como un medio para mantener a la población ignorante ante acontecimientos sociales dentro del país y a nivel internacional. Esta cadena de televisión solo muestra información con la que se vean beneficiados unos cuantos, y en donde no se vean tan evidenciados, las deficiencias del gobierno, como en otros medios de comunicación internacionales. 


Un caso emblemático fue el de Ayotzinapa, en donde la mayor parte de información fidedigna no fue mostrada de manera adecuada, e incluso, en un principio, se le dio a la población información falsa y poca importancia a la verdadera versión del acontecimiento, dejándolo pasar y quedando impune ante los ojos de la sociedad (lo que se denomina “el carpetazo”). 


Es preciso señalar que, a pesar de ser Televisa el monopolio del Estado y ser la cadena de televisión más vista entre los mexicanos este y muchos otros acontecimientos evidencian a la empresa en el respaldo de su información y cada vez crece más la incertidumbre en los medios de comunicación mexicanos.
Por el contrario a los acontecimientos en los medios de comunicación en México, el mayor avance en la regulación y penalización de noticias falsas lo tiene la Unión Europea. Desde marzo de 2017, los miembros de la UE trabajan una herramienta de revisión y validación de información que permite detectar noticias falsas en Facebook[17], esto ha generado una mayor credibilidad en la información que es proporcionada a los ciudadanos.
Otro ejemplo de países que implementan leyes que penalicen y cuestionen a los medios de información es Corea del Sur. Tanto el Estado como su sociedad ven un compromiso mutuo para evitar la reproducción de información falsa. Los ciudadanos exigen al gobierno el derecho a la obtención de información verídica con la finalidad de tener mayor democracia. Otra de las maneras donde se evidencia las penalización por la creación, la reproducción o el seguimiento de las noticias falsas es a través de los k-dramas, en donde se le narra a la población, a través de series, el gran problema que representa la posverdad en el país (ejemplo de esto es el k-drama Pinocchio en 2014). Cabe recordar que Corea es el país número uno a nivel mundial con mayor acceso a internet, y por ende la seguridad en la producción y la inmediatez de la información es un tema primordial. 

Algunas de las frases que manejan en la serie para hacer reflexionar a la población sobre la posverdad 
Siguiendo con las maneras en las que se representa la posverdad, una de las formas de dicho fenómeno son los filtros que existen en internet, los que se dan con tan solo un “click” en nuestro ordenador. Pero ¿Cómo es que funcionan estos filtros? Muy fácil, estos filtros se forman a través de nuestros gustos y preferencias online, la computadora por medio de algoritmos recoge las páginas de información que más visitamos y a partir de estas nos envía más información sobre lo que anteriormente consultamos.
Eli Pariser
De esta manera los filtros que se crean impiden que lleguen a nosotros puntos de vista en conflicto con los nuestros y que nos aíslan en nuestra propia burbuja de información, el filtro burbuja (filter bubble) profetizado por Eli Pariser.[18] Este filtro obstaculiza el acceso a la información que podría desafiar o ampliar nuestra visión del mundo y tiene, por tanto, implicaciones negativas en el discurso cívico[19].  



Respecto a este tema, en You Tube podemos observar el TedTalk de Eli Pariser[20] en donde, de manera detallada, explica cómo en un efecto cadena la posverdad, las fake news y los filtros burbuja se entrelazan para hacerle frente a la verdad.
Ejemplo: Filtro burbuja

Poniendo de nuevo el ejemplo de la elección de Trump y el referéndum del Brexit[21], el filtro burbuja funciona de la siguiente manera: Un menú informativo en el que los defensores de Trump, o del brexit, solo recibían de Google y, sobre todo, de Facebook opiniones y comentarios de defensores de Trump, o del brexit. Y viceversa[22]. Estas acciones se traducen en el límite de información que la red nos pone. Es obvio, ¿cómo iban a detectar los seguidores de Clinton, o los defensores de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, que existía una profunda corriente en contra si apenas se cruzaban con ella en su universo más íntimo de referencias y lecturas?[23] Este es un claro ejemplo de cómo es que funciona el filtro burbuja y cómo es que inconscientemente nosotros como usuarios nos dejamos llevar únicamente por lo que la red nos proporciona.
Expuesto lo anterior, como se ha venido diciendo en este texto, la posverdad, o la mentira emotiva, se relaciona con fenómenos sociales de larga data pero con denominaciones no tan suntuosas, como la manipulación, la propaganda o la demagogia, y reaviva la discusión sobre la responsabilidad y la transparencia de los medios, sistemas y servicios de información en múltiples dimensiones: lo epistémico, lo ético, lo educacional, lo metodológico o lo tecnológico[24]. Este fenómeno ha traído más cosas negativas que positivas, esto lo podemos observar con las fake news, es por ello que es recomendable el tomar ciertas consideraciones antes de leer alguna información en cualquier medio de comunicación. A continuación te muestro lo que se tiene que tomar en cuenta al leer alguna noticia o tipo de información:




Recordemos que para cambiar el mundo debemos empezar por nosotros mismos, y para mejorar la distribución de información debemos de ser seres pensantes, no dejarnos llevar por lo que aún dudamos. Antes de compartir una información debemos estar seguros, anteponer nuestra razón sobre nuestras emociones, para evitar ser el medio o el destino de las fake news y la posverdad. 




[1] Paul Valadier, “La posverdad, peligro para la democracia,” Revista de Fomento Social, vol. 72, núm. 2, (2017),  p. 301.
[2] Borja Bergareche, “Mundo Facebook: implicaciones del arbitraje emocional de la verdad en la era de las plataformas,” Cuadernos de Periodistas, núm. 33, p. 37.
[3]  Marisa Aguirre Nieto y Rosa Zeta del Pozo, “La verdad en la era de la posverdad” en Periodismo de frontera y dignidad humana. Cross-border journalism and human dignity, Eds. Rodrigo Cetina Presuel Fernando Gutiérrez Atala y  Loreto Corredoira y Alfonso, Universidad Complutense de Madrid Facultad de Ciencias de la Información (2017),  p. 165.
[4] Johanna Mittermeier, “Desmontando la posverdad. Nuevo escenario de las relaciones entre la política y la comunicación,” Universitat Autónoma de Barcelona, Facultad de Ciencias de la Comunicación, (2017),  p. 12.
[6] Luis M. Remiro, “La posverdad y las nuevas tecnologías,” Universidad de Barcelona, (Enero, 2018), p. 2.
[7] Revista Forbes, La era de la posverdad y la inmediatez, véase en: https://www.forbes.com.mx/la-era-de-la-posverdad-y-de-la-inmediatez/
[8] Jorge Luis Manrique, “Populismo y posverdad, ¿sólo tendencias?,” Revista INMANENCIA, Vol. 5, núm. 1, (2016), p. 163.
[9] José Ignacio Niño González et. al. “Opinión pública e infoxicación en las redes: los fundamentos de la post-verdad,” Revista de Comunicación Vivat Academia,  núm. 139, (junio-septiembre, 2017) p. 86.
[10] Forbes Op. Cit.
[11] Kerry Gallagher, J.D. & Larry Magid, “Media literacy & fake news,” connect safely, p. 2.
[12] Kai Shu et. al., “Fake News Detection on Social Media: A Data Mining Perspective,” Computer Science & Engineering, Arizona State University, Michigan State University and Charles River Analytics, Cambridge, p. 1.
[13] Priscilla Muñoz Sanhueza, “Medios de comunicación y posverdad: Análisis de las noticias falsas en elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016,” Univversitat Autónoma de Barcelona, Departamento de Medios, Comunicación y Cultura, (2017), p. 3.
[14] Ibíd. p., 3.
[15] Ania R. Hernández Quintana, “Resilencia de la organización de la información en la era de la posverdad,” ALCANCE Revista Cubana de Información y Comunicación Vol. 6,  Núm. 14,  (Septiembre-Diciembre, 2017), p. 50.
[16] José Aguaded, “Pistas para un consumo inteligente de la televisión,” citado por Laura Rojas Muñoz, en Mentir es la nueva verdad: la posverdad en la comunicación, Universidad Santo Tomás, (Noviembre, 2017), P. 6.
[17] Forbes Op. Cit.
[18] Eli Pariser, “El filtro burbuja. Cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos,” (Barcelona: Editorial Taurus, 2015)
[19] Nuria Fernández García, “Fake news: una oportunidad para la alfabetización mediática,” Revista Nueva Sociedad, Núm. 269, (mayo-junio, 2017), p. 86.
[20] Eli Pariser, “Fake news, los filtros burbuja y la batalla por la verdad,” Ted Talk, véase en: https://www.youtube.com/watch?v=D6QMd9UbW2Q
[21] Emma Kilheeney, “What is post-truth politics?” E-Review, (October, 2016)
[22] Borja Bergareche, Op. Cit. p., 38.
[23] Ibíd.
[24] Ana M. Vázquez Rodríguez, “Trump, el muro y la posverdad,” Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, (Jalisco, 2016), p. 104.

5 comentarios:

  1. Esmeralda, tienes buena redacción y un alto contenido de fuentes de investigación lo cual demuestra que hiciste un trabajo previo para poder darnos a conocer el tema de tu elección. Sin embargo, al principio del post nos hablabas sobre el fenómeno de la posverdad y terminamos con el de las "fake-news". Quiere decir que no hay una diferenciación entre ambas? De haberla, cuál sería? O una es consecuencia de la otra? o no necesariamente? Y solo un dato sobre la UE, al final, la Comisión no pudo emitir una política regulación sólo dio una serie de recomendaciones.

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    1. Gracias por su comentario profa de hecho a media escrito explico la relacion que tiene la posverdad con la fake news, de hecho cito que: "La creación de esta pos verdad se va generando mediante consensos, posteriormente se establecen determinadas ideas que pasan como verdaderas, habilitando, en secuencia, la propagación de información falsa, misma que se traduce como fake news o noticias falsas", menciono que la relación que tiene la posverdad con las fake news es estrecha y que ambas se complementan.Según los autores que consulte la posverdad es la que da paso a las fake news, por lo tanto no significan lo mismo, pero van de la mano.
      Agradezco el dato de la UE, si lo vi e investigue sobre eso, sin embargo olvidé agregar ese dato. Gracias por todo profa!

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    3. Leyendo de nuevo mi trabajo, creo que quizá debí puntualizar más la relación entre ambos conceptos, (Creo que me emocioné n.n). Le agradezco cada una de sus observaciones, las tomaré mucho en cuenta para mis próximos escritos. ;)

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