El fenómeno de la posverdad en los medios de
comunicación
Por Esmeralda Velásquez Ruiz
Comunicación Internacional
Porque las palabras han dejado de comunicar.
Cada
palabra es dicha para que no se oiga otra.
La
palabra, hasta cuando no afirma, se afirma
La
palabra no muestra. La palabra disfraza.
José
Saramago
“La
desinformación propiamente dicha no es informar
poco
(escasamente), sino informar mal, manipular”
Giovanni
Sartoti
La entrada en la era virtual es
sin duda el hecho más perturbador. Lo virtual parece suplir a lo real y el
universo de la comunicación es el mejor ejemplo de ello. Qué sabemos de la
guerra de Iraq o de las hambrunas en Sudán, sino aquello que nos dicen, o se
conforman con decirnos, los medios de comunicación que están sobre el terreno,
si es que lo están[1].
Anteriormente concebíamos únicamente
los términos verdad y mentira. La información que recibíamos a través de las
personas, los periódicos, revistas, televisión, radio, etc., era vista bajo la
lupa de estos dos conceptos. No obstante, con la entrada de la globalización el
mundo se adentró a un proceso de grandes cambios; el creciente uso y acceso a
las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y la democratización de la
información creó un escenario complejo, en donde la inmediatez y la
credibilidad de la información han jugado un papel importante.
De este escenario se desprende un
fenómeno que se ha fortalecido con el paso del tiempo, adentrándonos a una
nueva era, la posverdad. Te preguntarás ¿Qué es la posverdad? ¿Qué es lo que
implica este término? ¿Qué relación tiene con las fake news y los medios de
comunicación? y ¿Cuáles han sido sus consecuencias? A continuación explicaré
cada una de estas cuestiones.
De acuerdo a Borja Bergareche, los
primeros usos de posverdad se rastrean en 1992, pero su salto al léxico de la
contienda política suele situarse en abril de 2010, con la publicación de un
artículo sobre el negacionismo del cambio climático por el entonces bloguero
David Roberts en Grist, una web ecologista de tono satírico[2].
Otros autores como Marisa Aguirre
Nieto y Rosa Zeta del Pozo consideran que, el término posverdad fue
originalmente acuñado en 2004 por el sociólogo norteamericano Ralph Keyes, en
su obra The Post-Truth Era. Dishonesty and Deception in Contemporary Life.
Como señala Keyes, el término
posverdad expresa cómo asistimos a una progresiva desaparición de fronteras o
límites entre verdad y mentira, honradez y deshonestidad, ficción y no ficción.[3] El
autor defiende que la honestidad antes era una proposición de todo o nada. Uno
era honesto o deshonesto. En la era de la posverdad han aparecido grados y
diferentes niveles de honestidad. Además, han aumentado las circunstancias que
desembocan en deshonestidad, mientras las que nutren la honestidad están
disminuyendo[4].
A pesar del debate de cuándo
surgió el término posverdad, este comenzó
a ser más notorio a través de acontecimientos como la elección de Donal Trump y
el Brexit, dando como resultado el interés de algunos medios de comunicación e
instituciones para definir esta palabra.
El diccionario Oxford agregó este
término en 2016, que, denota circunstancias en que los hechos objetivos
influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la
emoción y a la creencia personal[5].
Para intelectuales como Luis M.
Remiro, la posverdad es la relativización de la objetividad en función de
fortalecer o inhibir ciertas emociones y en esta relativización logra difuminar
las barreras entre honestidad o falsedad[6]. De
la misma manera, la revista Forbes denominó a la posverdad como un conjunto de aseveraciones que dejan de basarse
en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del
público[7].
De acuerdo a Jorge Luis Manrique,
la posverdad reúne afirmaciones que aplican eufemismos para “economizar”,
“endulzar” o “mejorar” la verdad y evitar enfrentamientos. Aplica criterios
mutables y naturaliza relativismos éticos. Alimenta narraciones que apelan a
prejuicios, manipulan sentimientos y reemplazan lo real y auténtico por
versiones, rumores o trascendidos sin distinguir hechos de relatos ni realidad
de ficción[8].
En otras palabras, la posverdad es
la forma en que la información más allá de ser verídica, alude a criterios y
emociones que se tengan de esta. O como bien lo menciona José Ignacio Niño
González[9],
el practicante de la Posverdad juega con un esquema más peligroso: mezcla la
manipulación de los hechos y la explotación de la relatividad con la tendencia
natural de la audiencia a secundar ciegamente los mensajes que son afines a sus
creencias.
De esta manera, podemos observar que tanto intelectuales, Universidades, periódicos y revistas globales coinciden y resumen en una frase a la posverdad, como “un mundo mediático, en donde la opinión en conjunto vale más y es más aceptada que los hechos”.
La creación de esta posverdad se va
generando mediante consensos, posteriormente se establecen determinadas ideas
que pasan como verdaderas, habilitando, en secuencia, la propagación de
información falsa, misma que se traduce como fake news o noticias falsas, que
son emitidas con intención y propósito específico, y que han aumentado en los
últimos años gracias a la velocidad con la que se propaga la información a
través del uso de redes sociales.
Hoy en día, la audiencia es más
susceptible a leer algo más difundido que verídico, es ahí donde las fake news
entran en acción, puesto que, estas obedecen a fines comerciales o políticos
muy específicos, por lo que tienden a distorsionar la realidad aprovechando la
delgada línea que sostiene el debate en temas como libertad de expresión y acceso
a la información[10].
Pero entonces ¿Qué son las fake
news y cómo funcionan? Las noticias falsas son cualquier información que es deliberadamente
destinada a ser totalmente o en gran medida falsa o engañosa[11].
Es preciso señalar que, las noticias falsas siempre han existido, no obstante, a través de la democratización de la información se intensificaron, esto debido al acceso de más emisores y medios de comunicación para la reproducción de información, generando un boom y creando una circulación de noticias que no precisamente provenían de las agencias oficiales de información.
Es preciso señalar que, las noticias falsas siempre han existido, no obstante, a través de la democratización de la información se intensificaron, esto debido al acceso de más emisores y medios de comunicación para la reproducción de información, generando un boom y creando una circulación de noticias que no precisamente provenían de las agencias oficiales de información.
La acelerada difusión de las fake
news, según Kai Shu[12],
pueden causar una serie de efectos negativos como:
1) el rompimiento del equilibrio
de autenticidad del ecosistema de noticias;
2) persuaden intencionalmente a los
consumidores a aceptar creencias sesgadas o falsas;
3) cambian la forma en que
las personas interpretan y responden a noticias reales.
Estos efectos negativos se ven
ejemplificados en temas como la elección del presidente estadounidense Donald
Trump[13],
cuando a través de las redes sociales (Facebook y Twitter) se difundieron, de
forma mediática, más noticias falsas que las noticias verdaderas; también, como
otros ejemplos se encuentran el Brexit el plebiscito de Colombia y el referéndum
Cataluña. En cada uno de ellos las redes sociales fungieron como los
principales medios de propagación distorsionada para el fomento a dichos
eventos sociales, dejando en segundo término a los medios oficiales como los
canales televisivos de noticias y periódicos oficiales globales.
Las noticias falsas son generalmente
manipuladas por propagandistas para transmitir política mensajes o influencia, y
de la misma manera, se crean para desencadenar la desconfianza de las personas
y confundirlas, lo que obstaculiza sus habilidades para diferenciar qué es
verdadero y qué no es[14]. La
tendencia del consumo de información en Internet, las estrategias para
transmitir información y la desconfianza en los discursos públicos conforman el
nuevo contexto general de la posverdad. La proliferación de noticias falsas,
comentarios insultantes, tergiversaciones y la pasión por el descrédito que se
propaga por las redes, son algunas de sus manifestaciones particulares[15].
Respecto al medio de comunicación
más utilizado desde tiempo atrás, la televisión, esta juega un papel
fundamental en la posverdad, puesto que es uno de los medios que más utiliza
las emociones, como bien lo menciona José Aguaded[16]:
“La
televisión es, pues, prioritariamente sensorial y emoción. Y los efectos del consumo
de emociones son radicalmente distintos de los que produce el consumo prioritario
de reflexiones o de razonamiento”.
Ejemplo de canales televisivos
poco fidedignos en nuestro país es Televisa, puesto que únicamente utiliza a la
televisión como un medio para mantener a la población ignorante ante
acontecimientos sociales dentro del país y a nivel internacional. Esta cadena
de televisión solo muestra información con la que se vean beneficiados unos
cuantos, y en donde no se vean tan evidenciados, las deficiencias del gobierno,
como en otros medios de comunicación internacionales.
Por el contrario a los
acontecimientos en los medios de comunicación en México, el mayor avance en la
regulación y penalización de noticias falsas lo tiene la Unión Europea. Desde
marzo de 2017, los miembros de la UE trabajan una herramienta de revisión y
validación de información que permite detectar noticias falsas en Facebook[17],
esto ha generado una mayor credibilidad en la información que es proporcionada
a los ciudadanos.
Otro ejemplo de países que
implementan leyes que penalicen y cuestionen a los medios de información es
Corea del Sur. Tanto el Estado como su sociedad ven un compromiso mutuo para evitar
la reproducción de información falsa. Los ciudadanos exigen al gobierno el
derecho a la obtención de información verídica con la finalidad de tener mayor
democracia. Otra de las maneras donde se evidencia las penalización por la creación,
la reproducción o el seguimiento de las noticias falsas es a través de los
k-dramas, en donde se le narra a la población, a través de series, el gran
problema que representa la posverdad en el país (ejemplo de esto es el k-drama
Pinocchio en 2014). Cabe recordar que Corea es el país número uno a nivel
mundial con mayor acceso a internet, y por ende la seguridad en la producción y
la inmediatez de la información es un tema primordial.
Algunas de las frases que manejan en la serie para hacer reflexionar a la población sobre la posverdad |
Siguiendo con las maneras en las
que se representa la posverdad, una de las formas de dicho fenómeno son los
filtros que existen en internet, los que se dan con tan solo un “click” en
nuestro ordenador. Pero ¿Cómo es que funcionan estos filtros? Muy fácil, estos
filtros se forman a través de nuestros gustos y preferencias online, la
computadora por medio de algoritmos recoge las páginas de información que más
visitamos y a partir de estas nos envía más información sobre lo que
anteriormente consultamos.
Eli Pariser |
De esta manera los filtros que se
crean impiden que lleguen a nosotros puntos de vista en conflicto con los
nuestros y que nos aíslan en nuestra propia burbuja de información, el filtro
burbuja (filter bubble) profetizado por Eli Pariser.[18] Este
filtro obstaculiza el acceso a la información que podría desafiar o ampliar nuestra
visión del mundo y tiene, por tanto, implicaciones negativas en el discurso
cívico[19].
Respecto a este tema, en You Tube podemos observar
el TedTalk de Eli Pariser[20]
en donde, de manera detallada, explica cómo en un efecto cadena la posverdad,
las fake news y los filtros burbuja se entrelazan para hacerle frente a la
verdad.
Ejemplo: Filtro burbuja |
Poniendo de nuevo el ejemplo de la elección de Trump y el referéndum del Brexit[21], el filtro burbuja funciona de la siguiente manera: Un menú informativo en el que los defensores de Trump, o del brexit, solo recibían de Google y, sobre todo, de Facebook opiniones y comentarios de defensores de Trump, o del brexit. Y viceversa[22]. Estas acciones se traducen en el límite de información que la red nos pone. Es obvio, ¿cómo iban a detectar los seguidores de Clinton, o los defensores de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, que existía una profunda corriente en contra si apenas se cruzaban con ella en su universo más íntimo de referencias y lecturas?[23] Este es un claro ejemplo de cómo es que funciona el filtro burbuja y cómo es que inconscientemente nosotros como usuarios nos dejamos llevar únicamente por lo que la red nos proporciona.
Expuesto lo anterior, como se ha
venido diciendo en este texto, la posverdad, o la mentira emotiva, se relaciona
con fenómenos sociales de larga data pero con denominaciones no tan suntuosas,
como la manipulación, la propaganda o la demagogia, y reaviva la discusión
sobre la responsabilidad y la transparencia de los medios, sistemas y servicios
de información en múltiples dimensiones: lo epistémico, lo ético, lo
educacional, lo metodológico o lo tecnológico[24].
Este fenómeno ha traído más cosas negativas que positivas, esto lo podemos
observar con las fake news, es por ello que es recomendable el tomar ciertas
consideraciones antes de leer alguna información en cualquier medio de comunicación.
A continuación te muestro lo que se tiene que tomar en cuenta al leer alguna noticia
o tipo de información:
[1] Paul
Valadier, “La posverdad, peligro para la democracia,” Revista de Fomento
Social, vol. 72, núm. 2, (2017), p. 301.
[2]
Borja Bergareche, “Mundo Facebook: implicaciones del arbitraje emocional de la
verdad en la era de las plataformas,” Cuadernos de Periodistas, núm. 33, p. 37.
[3] Marisa Aguirre Nieto y Rosa Zeta del Pozo, “La
verdad en la era de la posverdad” en Periodismo de frontera y dignidad humana.
Cross-border journalism and human dignity, Eds. Rodrigo Cetina Presuel Fernando
Gutiérrez Atala y Loreto Corredoira y
Alfonso, Universidad Complutense de Madrid Facultad de Ciencias de la
Información (2017), p. 165.
[4] Johanna
Mittermeier, “Desmontando la posverdad. Nuevo escenario de las relaciones entre
la política y la comunicación,” Universitat Autónoma de Barcelona, Facultad de
Ciencias de la Comunicación, (2017), p.
12.
[6]
Luis M. Remiro, “La posverdad y las nuevas tecnologías,” Universidad de
Barcelona, (Enero, 2018), p. 2.
[7]
Revista Forbes, La era de la posverdad y la inmediatez, véase en: https://www.forbes.com.mx/la-era-de-la-posverdad-y-de-la-inmediatez/
[8]
Jorge Luis Manrique, “Populismo y posverdad, ¿sólo tendencias?,” Revista
INMANENCIA, Vol. 5, núm. 1, (2016), p. 163.
[9]
José Ignacio Niño González et. al. “Opinión pública e infoxicación en las
redes: los fundamentos de la post-verdad,” Revista de Comunicación Vivat
Academia, núm. 139, (junio-septiembre,
2017) p. 86.
[10]
Forbes Op. Cit.
[11]
Kerry Gallagher, J.D. & Larry Magid, “Media literacy & fake news,”
connect safely, p. 2.
[12]
Kai Shu et. al., “Fake News Detection on Social Media: A Data Mining
Perspective,” Computer Science & Engineering, Arizona State University, Michigan
State University and Charles River Analytics, Cambridge, p. 1.
[13]
Priscilla Muñoz Sanhueza, “Medios de comunicación y posverdad: Análisis de las
noticias falsas en elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016,” Univversitat
Autónoma de Barcelona, Departamento de Medios, Comunicación y Cultura, (2017),
p. 3.
[14]
Ibíd. p., 3.
[15] Ania
R. Hernández Quintana, “Resilencia de la organización de la información en la
era de la posverdad,” ALCANCE Revista Cubana de Información y Comunicación Vol.
6, Núm. 14, (Septiembre-Diciembre, 2017), p. 50.
[16]
José Aguaded, “Pistas para un consumo inteligente de la televisión,” citado por
Laura Rojas Muñoz, en Mentir es la nueva
verdad: la posverdad en la comunicación, Universidad Santo Tomás,
(Noviembre, 2017), P. 6.
[17]
Forbes Op. Cit.
[18]
Eli Pariser, “El filtro burbuja. Cómo la red decide lo que leemos y lo que
pensamos,” (Barcelona: Editorial Taurus, 2015)
[19]
Nuria Fernández García, “Fake news: una oportunidad para la alfabetización
mediática,” Revista Nueva Sociedad, Núm. 269, (mayo-junio, 2017), p. 86.
[20]
Eli Pariser, “Fake news, los filtros burbuja y la batalla por la verdad,” Ted
Talk, véase en: https://www.youtube.com/watch?v=D6QMd9UbW2Q
[21] Emma
Kilheeney, “What is post-truth politics?” E-Review, (October, 2016)
[22] Borja
Bergareche, Op. Cit. p., 38.
[23]
Ibíd.
[24] Ana
M. Vázquez Rodríguez, “Trump, el muro y la posverdad,” Instituto Tecnológico y
de Estudios Superiores de Occidente, (Jalisco, 2016), p. 104.
Esmeralda, tienes buena redacción y un alto contenido de fuentes de investigación lo cual demuestra que hiciste un trabajo previo para poder darnos a conocer el tema de tu elección. Sin embargo, al principio del post nos hablabas sobre el fenómeno de la posverdad y terminamos con el de las "fake-news". Quiere decir que no hay una diferenciación entre ambas? De haberla, cuál sería? O una es consecuencia de la otra? o no necesariamente? Y solo un dato sobre la UE, al final, la Comisión no pudo emitir una política regulación sólo dio una serie de recomendaciones.
ResponderEliminarGracias por su comentario profa de hecho a media escrito explico la relacion que tiene la posverdad con la fake news, de hecho cito que: "La creación de esta pos verdad se va generando mediante consensos, posteriormente se establecen determinadas ideas que pasan como verdaderas, habilitando, en secuencia, la propagación de información falsa, misma que se traduce como fake news o noticias falsas", menciono que la relación que tiene la posverdad con las fake news es estrecha y que ambas se complementan.Según los autores que consulte la posverdad es la que da paso a las fake news, por lo tanto no significan lo mismo, pero van de la mano.
EliminarAgradezco el dato de la UE, si lo vi e investigue sobre eso, sin embargo olvidé agregar ese dato. Gracias por todo profa!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLeyendo de nuevo mi trabajo, creo que quizá debí puntualizar más la relación entre ambos conceptos, (Creo que me emocioné n.n). Le agradezco cada una de sus observaciones, las tomaré mucho en cuenta para mis próximos escritos. ;)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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